Cómo convencer a la gente de lo imposible: Dragones, Victorias Finales y las Vacunas que dan autismo parte.1

Muchas veces suele ser sorprendente de lo que es capaz la mente del ser humano. Una mente que desde hace ya siglos es capaz tomar creencias u opiniones en contra de toda la racionalidad. A pesar de todo el avance tecnológico, filosofía o simplemente sabiduría que hemos acumulado como especie, aún somos muy sensibles para lo no real o fantástico. 

Sin embargo, siempre estamos conscientes de que todo aquello no existe. Pero hay que plantearse qué es lo que sucede en el momento en que nuestro entorno nos intenta convencer de lo no real.  A lo largo de la historia tenemos varios ejemplos de gobiernos, instituciones o "historiadores" que intentan convencer a las masas de lo más ridículo con el mero propósito de avanzar sus propias agendas personales o políticas.

Uno de los primeros ejemplos oficiales y documentados que tenemos de esta práctica viene del historiador Romano Livy que escribió sobre la primera guerra púnica. En su afán de concederle más gloria al general Regulus y sus tropas que arribaron en las costas africanas, se inventó que los romanos no solo se encontraron enemigos cartaginienses sino también delante un dragón. El propósito detrás de esta mentira es obvia, destacar la valentía romana delante todos los peligros de este mundo y más allá.

Y el último ejemplo del pasado que voy a utilizar en esta entrada es el de los nazis que intentaron, y de cierta forma lograron, convencer a sus ciudadanos de la teoría que pertenecen a una raza superior con ciertas características físicas, de las cuales casi todos los lideres de la NSDAP parecían carecer. Además, hubo el intento de persuadir a los alemanes de que podrían haber logrado la victoria final en 1942, el mismo año en que sufrieron todas sus peores derrotas a lo largo de la guerra.

Pero, ¿para que he recopilado todos estos ejemplos de la fantasía y estupidez humana? Gracias a la documentación de estos acontecimientos se evidencia de que la cosa más absurda se puede convertir en realidad para toda una sociedad. Sólo necesita que nuestro entorno más cercano nos motive en mantener estas ideas y que toda la información que recibimos nos reafirme estas ideas erróneas. Estamos por ello encerrados en este mundo ideológico donde cualquier opinión contraria se percibe como algo hostil. Crear esta burbuja ideológica, en muchos casos, es el fin de la propaganda.



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